“Yo represento a una fundación de personas con discapacidad por la violencia y por todo. ¿Qué pasa? He visto en mi comunidad algo muy triste, que son las mamás de esas personas, de esos niños con síndrome de Down y otras incapacidades, que la mamá no puede salir a trabajar; porque si ella se va, entonces vienen los abusadores y abusan de las niñas y también de los niños.
Entonces, ¿qué tenemos? Nosotras, las mamás, somos las que tenemos toda esa carga reprimida allí que no podemos soltarla. Ellas ni siquiera pueden decir: si me voy a trabajar y me le hacen un daño a mi niña, o me le hacen un daño a mi niño.
Hay personas, que he visto personas grandes, maltratando a esos niños, haciéndoles maldades. ¿Cómo? Le van a dar un golpe en la cabeza y se hacen los que no; de todas maneras, están abusando y maltratando a esos seres humanos que somos iguales.
Aquí no hay diferencias. Los unos tienen mucho estudio, pero los otros también nos duelen. También sentimos el maltrato de los seres humanos de los otros que tienen el poder. Entonces, ¿qué diría yo? Tendríamos que bregar a luchar por que haya un proyecto para que esas mamás puedan trabajar en sus casas y no tengan que salir a dejar sus hijos en riesgo. Porque es que hay muchas personas, y hay muchas diferencias de discapacidad.
Yo hablo por Cáceres, y hablo por todo el país, porque las injusticias que pasan en Cáceres pasan en todas partes. Porque el que tiene más saliva, que tome más, ¿cierto? Las personas con discapacidad son las que menos les toca. De lo poquito que caiga al suelo es lo que le toca a las personas con discapacidad.
Eso es lo que a mí me parece. Yo ya lo he vivido hace muchos años. Yo perdí mi mano faltándome un mes para los 15. Imagínense ustedes qué no habré caminado yo, qué no he luchado. Y tengo dos hijos con discapacidad. Uno porque se chuzó el ojo con una aguja y otro porque los médicos me volvieron mi niño así, en las condiciones, en una discapacidad.
Entonces yo como madre, ahora mismo, no estoy hablando por mí, estoy hablando por todas las madres del país que tienen ese problema, que tienen esa necesidad, que están aguantando esa hambre, y a los niños les niegan el estudio; no los dejan arrimarse a la escuela si quiera.
Y cuando los vamos a matricular, es la silla vacía que los tienen ahí. Usted como profesora le entregan 50 sillas. El día que usted va a entregar, que va a entregar el aula de donde está enseñando, usted tiene que entregar esas 50 sillas, ¿cierto? Eso mismo hacen con los niños con discapacidad. ¿Qué hacen? Siéntese ahí, de ahí no se mueva. Y le están pagando lo mismo que le pagan por un aliviado, le están pagando por aquel, que no está enfermo tampoco, sino que tiene su discapacidad.
Entonces para mí eso es muy triste. Que un niño esté en la calle porque la mamá está trabajando, no lo puede dejar morir de hambre, está en la calle, y que lo mate un carro. ¿Cuántos han matado por un carro? ¿Cuántos han matado las motos? ¿Cuántos han violado? ¿Cuántos están con un plan de desnutrición que no pueden más?
Y el día que van a votar, van a la casa, se los llevan hasta en silla de ruedas; los llevan cargados, porque van a comer de gratis a cuenta del voto del pueblo.
Entonces, ustedes que tienen la oportunidad de sacar esto a flote, por favor háganlo.
Y gracias por darme la oportunidad que lo vi perdido. Lo vi perdido esa oportunidad. Yo dije: no voy a ir, no voy a ir, cuando a las 11 p.m. el martes me llegó un audio: ‘Marina, sí vas’. ¡Ah! Yo salí de mi casa ayer a las 5:30 p.m. Me vine a Tarazá, hasta las 9 p.m., esperando el bus, esperando el bus.
Aquí llegué como a las 2:20 a.m., y aquí estoy: por mi pueblo, por mi país, por todas aquellas personas con discapacidad”, concluyó, con un golpe sobre la mesa, Luz Marina Ceballos, líder de la fundación ASOVIDISCA de Cáceres (Bajo Cauca, Antioquia), durante el inicio del último encuentro regional de organizaciones de la Red A-kasa en Medellín.
Hoy, en el comienzo de la segunda jornada de este encuentro, continúa firme en su puesto y con gran emoción por esta oportunidad de visibilizar su realidad, tal como la de miles de personas con discapacidad.
Estos encuentros regionales de trabajo en red iniciaron el 3 de marzo en la ciudad de Cartagena, prosiguieron el 10 de este mismo mes en Bucaramanga, el 17 en Cali y este jueves, viernes y sábado en Medellín.
Dichos espacios hacen parte del proyecto “Derechos humanos, prevención de la violencia de género e inclusión de personas con discapacidad en zonas rurales prioritarias de Colombia y Venezuela”, iniciativa financiada por Johanniter y BMZ, miembros de la cooperación alemana, y ejecutada por la Fundación A-kasa, organización social con más de siete años de trabajo por el desarrollo comunitario en Colombia.